Por: Luis Manzo
Imaginemos que somos clientes de una empresa de telefonía y que le proporcionamos nuestros datos como: nombre, numero de teléfono, dirección, correo electrónico, etc.
Proporcionamos esos datos porque son necesarios para que la relación de servicios que nos prestan, pueda ser llevada a cabo, sin embargo: ¿qué pasa si estos datos que nosotros entregamos de manera voluntaria fueran extraídos por alguno de sus empleados y fueran ofrecidos al mejor postor?
En el mejor de los casos esta base de datos sería comprada por una compañía competidora y empezaríamos a recibir llamadas habituales para ofrecernos una mejor servicio que el que nuestra actual compañía telefónica ofrece.
En el peor de los casos esta base de datos cae en manos de delincuentes especializados en el robo de identidad y podrían sacar créditos, tarjetas y diferentes productos financieros a nuestro nombre.
Con los proveedores de servicios pasa lo mismo, podrían usar esa información para recibir ofertas de tarjetas de crédito hasta clonar la imagen del proveedor para realizar estafas financieras.
En estos ejemplos podemos ver desde un caso que es muy “común” hasta una situación que puede traernos muchas complicaciones en nuestra vida.
Por esto es muy importante que las empresas tengan procesos claros para cuidar estos datos personales, que sea claro quien son los responsables de que esta información sea protegida y resguardada para que no sea utilizada para algún propósito diferente para el cual voluntariamente entregamos esa información.
En México desde el año 2010 se promulgo la Ley Federal De Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares, donde existen multas y hasta penas de cárcel a aquellos que incumplan o hagan uso ilegitimo de los datos personales de sus clientes o proveedores.
Aún así y después ya varios años de haberse promulgado esta ley, aun no todas las empresas toman pasos serios y seguros, para poder cumplirla.
Muchas veces por desconocimiento o simplemente por falta de interés. Pero esa negligencia podría acarrear multas, penas de cárcel y actualmente hasta la perdida de clientes o potenciales prospectos de clientes.
La realidad es que a nivel internacional este tipo de leyes cobran mayor relevancia para la realización de negocios y si una empresa quiere poder participar en el mundo de los negocios con una presencia firme debe obligadamente cumplir con esta ley pero no por ser una obligación, si no por ser parte de las mejores practicas comerciales actualmente.
